sábado, 27 de marzo de 2010

21

Co tempo acabas chegando a conclusións sobre o que te rodea. Acertadas ou non. Coherentes ou irracionais. Pero acabas formándote unha imaxe da realidade na túa cabeza. Unha imaxe que non ten porque ser a mesma do que está a suceder enfronte da túa pupila.Brillan luces e cores que ninguén pintou aínda. No teu maxín resonan sons que non se corresponden coa acústica do entorno. E a ti gústache así. Poder falar sentindo como redondeas na punta da lingua palabras esquecidas, pintar cos dedos paisaxes que nunca existirán.

Non obstante sexa como sexa un día tes que aceptar que chegou o momento de poñer os lentes que corresponden ás dioptrías diagnosticadas, neste caso a maioría de idade legal. A outra solución é só finxir que os pós, pero ti saberás se aceptas os riscos deste reto.

domingo, 7 de marzo de 2010

¿Dónde está el límite de lo real?

Leo en el Faro de Vigo de ayer esto: Matan de hambre a su bebé por criar a otro virtual
Una pareja fue arrestada en Corea del Sur a principios de esta semana por descuidar a su bebé y dejarla morir de hambre a pesar de que, al mismo tiempo, estaban criando a una 'hija virtual', según informó este viernes la Policía surcoreana.

La pareja, residente en un suburbio en el sur de Seúl, presuntamente cometió negligencia con su hija de tres meses --prematura--, alimentándola sólo una vez al día en turnos de doce horas en el café del barrio en el que se conectaban a Internet. La Policía indicó que se llegaron a obsesionar con la crianza de una 'hija virtual'[...]



Y me quedo a cuadros, a rombos, a trapecios. Son bien conocidos los beneficios que la tecnología ha aportado a nuestras vidas, y lo aseguro yo, que pertenezco ya a esa generación a la que se lo han dado (casi) todo a través de la televisión y más tarde del ordenador. Pero es preocupante el nivel que llega a alcanzar la necesidad de estar constantemente conectado a lo que hay al otro lado de las pantallas. La obsesión y ansiedad que produce el no poder estar "en linea" la demuestran los casos de adicción a Internet, al teléfono móvil, que se han venido dando en los últimos tiempos. Casos, desde luego, cada vez más extravagantes. Y eso que no dudo que a los medios solo llegan aquellos más salvajes y estrafalarios. Porque, de toda la población surcoreana que tiene acceso a una de las redes de banda ancha más rápidas del mundo dudo que el 95% desarrolle ese desinterés y esa apatía por lo que sucede fuera de su ventanita.

Pero aunque solo los casos más extremos lleguen a ser conocidos en Europa, es preocupante. ¿En qué momento uno pierde el interés por lo que sucede en su vida "real" y pasa a valorar solo lo "virtual"? ¿Son casos como el de esta pareja el síntoma de algo más grave que se esconde detrás de la velocidad del tiempo en que vivimos?. A veces me pregunto si todos esos escritores de ciencia ficción apocalípticos, que predecían el dominio de las máquinas sobre la vida humana, no habrán sido unos visionarios. Y es que, en este momento, dependemos de nuestros ordenadores, de nuestra conexión a Internet, de nuestro teléfono móvil (probablemente único sitio donde tenemos almacenados toda nuestra agenda de teléfonos y direcciones de e-mail), de nuestros pen drives o discos duros externos... para sobrevivir día a día. Sin embargo, si mañana quisiéramos empezar una revolución pacífica, apagar nuestros ordenadores, desconectar nuestros teléfonos móviles y vivir con menos stress tecnológico tampoco sería posible, hemos llegado a la dependencia (casi) total. Y eso me asusta. ¿Estamos viviendo, sin saberlo, ya en Matrix?