martes, 6 de marzo de 2012

Ensalada de manzana

Otra de comidas :) Esta vez ensalada de manzana.

Hoy mi encomienda era hacer la comida para tres. El menú: ensalada y chuletas de cerdo a la plancha. La única recomendación materna: "utiliza lo que te apetezca y encuentres por casa". Y así me puse manos a la obra con este resultado:


Ingredientes:
1 manzana (en este caso de la variedad Golden, que no es demasiado dulce)
Lechuga
 1 cebolla 
Pechuga de pavo
Atún 
1 huevo cocido
Sal y aceite de oliva al gusto.

Procedimiento:

Cortamos la manzana en gajos no muy grandes y hacemos un segundo borde al cuenco con ellos. 
Troceamos en dados el pavo, el atún, y la cebolla. Con la lechuga cortada en tiras añadimos todo al "cuenco" de manzanas.
 Por último ponemos el huevo cortado en cuatro mitades en la parte superior. Aliñamos. 

Es la primera vez que hago esta ensalada, y a la hora de ir aliñándola lo he hecho por capas, según añadía ingredientes, para evitar que el resultado fuera un revoltijo de lechuga y "varios". 

Finalmente la servimos acompañando a las chuletas de cerdo a la plancha.



jueves, 1 de marzo de 2012

Pequeña rebelión social

Llega a tu hora, ni un minuto antes ni uno después. Siéntate en tu escritorio. Enchúfate a esa caja gris que es tu ordenador, te absorberá el cerebro, pero no importa, eso no es los que nos hace falta a nosotros. No es tu imaginación lo que nos interesa. Queremos tu capacidad de concentración, tu dedicación 24/07.  Ni tan siquiera nos importa tu habilidad con los números, solo tu disponibilidad y tu compromiso con la empresa. Entrega a las 12.00 un informe de 100 páginas sobre la estrategia de la compañía. Exhibe sobre tu mesa la abultada cartera de clientes que has conseguido este mes y deja que los demás pierdan los nervios tras falsas sonrisas de cordialidad. Haz el descanso para comer de las 12.30 y sonríe ante cumplidos hipócritas mientras todos esconden los dientes con los que desearían desgarrar tus entrañas. Vuelve a tu mesa. No pares ni para ir a retrete. Termina tu día y vuelve a coger el metro y más tarde el autobús. Llega a casa. Quítate la corbata. Desátate los zapatos. Métete en la cama y sueña con domir lo suficiente, la cantidad imprescindible para resistir un día más. Y si tienes valor, reza para lograr la fuerza de voluntad que te permita romper el círculo vicioso. Aunque sea con la más pequeña rebelión contra los hombres del traje gris.