martes, 26 de octubre de 2010

Las manzanas de la redención

Una idílica parroquia rural en la que ex convictos y otros desechos de la sociedad pueden rehacer sus vidas. Un medio y un método para encontrar de vuelta el camino a la humanidad entendida como el buen observar de las leyes. Cuatro personajes sobre los que gira una sola trama. Cuatro desheredados de la civilización, cada uno con un motivo diferente. Un párroco al que la verdad puede matar, un inmigrante procedente de Oriente Medio cuya ocupación es atracar gasolineras como represalia a la ocupación militar de su país por parte de tropas estadounidenses, un ex tenista venido a menos con una adicción al alcohol y a las relaciones sexuales no consentidas. Y Adam, última incorporación al saldo de ovejas descarriadas de la parroquia. El crimen de Adam no es otro que pertenecer a un grupo de neo-nazis en la Dinamarca del SXXI. Su condena será convivir junto al párroco y sus otros pacientes y hornear un pastel de manzanas.

Ante los requisitos de Ivan, el extravagante y extraordinario párroco, Adam debe imponerse a si mismo un objetivo, una meta que cumplir. Un pastel de manzanas es la, aparentemente, solución más fácil. Un gran manzano, casi curvándose por el peso de la fruta, preside la entrada a la iglesia. El centenario árbol es el orgullo y honra de Ivan, quien día a día observa el progreso de la primavera en cada una de sus hojas. No obstante, las soluciones fáciles, en ocasiones no son las más acertadas. Y Adam, en sus propias carnes, comprobará que el idílico lugar en el que ha sido recluido no es más que otro agujero de miseria. Otra cloaca más donde el infierno puede desencadenarse con graznido de un cuervo y el lento asomar de un gusano a través de una manzana podrida.


Las manzanas de Adán (Adams ӕbler, 2005) funciona como laboratorio de desgracias y desgraciados bajo la estricta atención de un manzano. Lo importante no es en si la localización de las escenas, realmente solo encontramos tres escenarios en toda la obra: una carretera secundaria, la parroquia (con su manzano e iglesia) y un tétrico hospital de provincias. Lo que destaca aquí es la actitud de cada uno de los participantes en el juego de Ivan, en su proceso de reinserción social. Cada uno de ellos tiene una marcada personalidad, unos rasgos que, en todo momento, impedirían su convivencia con personas “normales”. Pero la charada debe continuar y todos fingen vivir en un mundo idílico, ser felices y comer perdices. El film funciona como un mosaico de historias entrecruzadas que nos enseña que la sociedad, en si misma, no está preparada para aceptar en su seno a quien se salga de la norma en lo más mínimo. La única solución que se ofrece a los disidentes es un mundo paralelo, un campo de reclusión, en el que la normalidad tampoco lo es tanto y las normas que rigen el comportamiento humano no son, en apariencia, otras más que la buena fe y unas gafas color de rosa.


Tanto la imagen como la música juegan a favor de una tensión continua que se resuelve en un final circular, quizás esperado, pero no menos impactante. Los primeros planos retratan fielmente emociones que no se describen con palabras y no son necesarias las lágrimas para lograr que, de un modo u otro, nos identifiquemos con el personaje que, probablemente, menos lo merezca. El bien y el mal también están representados en el tratamiento de la imagen y son recurrentes los picados y contrapicados, así como algún que otro plano general con el tenebroso manzano presidiendo el desarrollo de la pesadilla de Adam. A la estética, ya de por si tétrica, de la película, se añade, en los picos de tensión un Cristo crucificado que nos mira con desesperación o un espantapájaros tan mal diseñado que más parece una cruz esperando un condenado.


Adams ӕbler consigue mantenernos pegados a la pantalla durante más de una hora y media mientras una parte de nosotros se debate entre odiar a Ivan, sus métodos y su forma de ver la vida y la otra simplemente desearía poder vivir en un mundo irreal tan tranquilo como el suyo, por mucho que sea una gran y retorcida mentira, ya se sabe, bendita ignorancia.


-You could kill him by making him understand? (Adam)
-Yes, in theory… (Doctor)

-To know God you have to dance with the Devil (Ivan)




(Subtítulos en inglés)

1 comentario:

  1. El manzano, familia rosaceae de corteza verdosa, grisacea y escamosa.
    La canción del vídeo está muy bien.

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